Gabriel Salazar en su libro “Construcción de Estado en Chile (1800 – 1837)” plantea cómo podría ser una propuesta política alternativa a la democracia neoliberal que hoy existe en Chile. “No habiendo en Chile antecedentes ni memoria de un modelo político distinto al que ha regido este país (con pocas variantes) desde 1830 (Cuando lo impuso Diego Portales), no sería posible promoverla sin grandes dificultades. Pensamos que la ciudadanía necesitará operar sobre las tradiciones y antecedentes que están en su memoria colectiva si ha de asumir la responsabilidad de reestructurar el Estado”. Con respecto a lo anterior, Salazar dice que en esa memoria no existen antecedentes ni tradiciones respecto a la participación de la ciudadanía en los procesos de reconstituyentes del estado. Es por esta razón que este autor se propone escribir en contra de una memoria desmemoriada y para ello explorará el periodo de 1823 – 1828 ya que (para él) es aquí donde existen procesos democráticos significativos y también es en él donde se luchó por un régimen distinto al de Portales “…tanto fue así, que éste se movió prestamente para derribarlo y destruirlo”. Salazar menciona que no solo Ramón Freire tiene hechos y procesos históricos de gran interés sino que, antes que él y entorno a él existía una tradición que Salazar denomina “democracia de los pueblos” cuyos valores cívicos de Estado fueron destruidos por Portales en 1830. También “…fue allí y entonces cuando fue sepultada y olvidada la tradición política que la ciudadanía habría resultado recordar (o exhumar) no una, sino varias veces (como hoy), para construir un Estado acorde a su soberanía y reales necesidades”.
En Septiembre de 1990, el Instituto de Ciencia política de
Para este autor, tanto ayer como hoy, en Chile se le ha dado una gran importancia al “orden en sí” La importancia que se le ha dado a la noción de “orden en sí” explica también por qué los héroes políticos chilenos esta compuesto casi por completo por individuos que contribuyeron a imponer (en distintas coyunturas históricas) dicho orden. Para Salazar, los hombres que modelan por sí mismos o hacen modelar el estado, pueden por medio de su genio personal (carisma) o poder institucional (fuerza armada) imponer un orden durable pero esto no garantiza procesos históricos de eficiencia y eficacia.
Salazar se hace la pregunta ¿De que modo un orden político es o puede ser eficiente con relación al “tercer actor” (la ciudadanía)? Existen dos modos. 1) Según haya sido la participación de los ciudadanos en el proceso de construcción e instalación del orden de que se trate y 2) según el grado de desarrollo social, cultural y económico que ese orden efectivamente genere para todos los sectores de la sociedad civil. Con respecto al primero, si existe participación efectiva de la ciudadanía el orden resultante será eficiente en torno a su legitimidad. Con respecto al segundo modo, si durante el funcionamiento del orden establecido se produce el desarrollo de la sociedad global, esto quiere decir que el orden será eficiente ya que contribuye a la equidad humanizadora. En las coyunturas constituyentes o reconstituyentes del Estado, nunca, ni en 1830… ni en 1925… ni en 1980 hubo efectiva participación ciudadana, ni deliberación informada del real potencial desarrollista del “orden” que así se imponía a todos los chilenos”.
Fuente: Salazar, Gabriel. Construcción de Estado en Chile (1800-1837). Editorial Sudamericana (2005)