El caso chileno es singular, y la construcción del Estado fue un proceso poco común en Hispanoamérica. Luego de varios intentos constitucionalistas, se impone en 1833 un modelo de gobierno impersonal atribuido a Diego Portales y otros factores, durante estos años podemos decir que el Estado chileno nacía y se mantenía cubierto por suaves pañales que en ese entonces propiciaron un relativo clima de estabilidad en el territorio. Los padres y protectores de este recién nacido (el Estado) era la élite criolla, que desde la independencia había logrado mantenerse cohesionada y con abundantes riquezas. De esta manera el bebé nacional abrió nuevas perspectivas para Chile y gracias a su estabilidad pudo expandirse a los desiertos del norte, dominar al mapuche y llegar a las islas del sur. Incluso una posesión en la Polinesia, la isla de Pascua, es un testigo de este empuje surgido en la república.
Es por esto que llamamos a la época más incipiente del Estado de este modo “En pañales”, puesto que con el tiempo creció, asumió otras responsabilidades, le sucedieron algunos cambios, y se consolidó como un adulto aún vivo en Chile, el día de su muerte es una incertidumbre; pero claro, eso es otra Historia.
Fuente: Sepúlveda, Alberto (1985) “La formación del Estado nacional en Chile” Quinto Centenario 7, Universidad Complutense de Madrid, España.