martes, 4 de noviembre de 2008

El Estado Chileno en Pañales. Nuestra Explicación


Luego del proceso de separación o independencia política entre América y la Corona española a principios del siglo XIX, la mayoría de los territorios del nuevo mundo se encontraron sumidos en un periodo de inestabilidad sociopolítico, llamado por muchos como “anarquía” que abrió la puerta a la intervención extranjera y a la propia iniciativa local en ordenar sus territorios.
El caso chileno es singular, y la construcción del Estado fue un proceso poco común en Hispanoamérica. Luego de varios intentos constitucionalistas, se impone en 1833 un modelo de gobierno impersonal atribuido a Diego Portales y otros factores, durante estos años podemos decir que el Estado chileno nacía y se mantenía cubierto por suaves pañales que en ese entonces propiciaron un relativo clima de estabilidad en el territorio. Los padres y protectores de este recién nacido (el Estado) era la élite criolla, que desde la independencia había logrado mantenerse cohesionada y con abundantes riquezas. De esta manera el bebé nacional abrió nuevas perspectivas para Chile y gracias a su estabilidad pudo expandirse a los desiertos del norte, dominar al mapuche y llegar a las islas del sur. Incluso una posesión en la Polinesia, la isla de Pascua, es un testigo de este empuje surgido en la república.
Es por esto que llamamos a la época más incipiente del Estado de este modo “En pañales”, puesto que con el tiempo creció, asumió otras responsabilidades, le sucedieron algunos cambios, y se consolidó como un adulto aún vivo en Chile, el día de su muerte es una incertidumbre; pero claro, eso es otra Historia.

Fuente: Sepúlveda, Alberto (1985) “La formación del Estado nacional en Chile” Quinto Centenario 7, Universidad Complutense de Madrid, España.
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Conceptualización del Estado

En palabras simples, el Estado emerge en las sociedades antiguas para hacer frente a los problemas de regulación y organización de la población, de los recursos y de los medios de producción. Avanzado el tiempo y la nula presencia de este en la Edad Media, podemos afirmar que el Estado es un fenómeno histórico que se da con fuerza en el desarrollo de la sociedad moderna, especialmente en el siglo XVIII y XIX. En estos años la sociedad se complejiza por el avance del sistema capitalista, y el Estado viene a ser la forma en la cual el Capitalismo le concede viabilidad a su proyecto, por lo tanto corresponde a su expresión política dominado por la clase burguesa que mediante sus mecanismos de control puede ordenar la sociedad de acuerdo a los requerimientos del modelo. Finalmente, el Estado impulsa la economía y la industria, dependiendo de la orientación ideológica. Para Marx, el Estado es el instrumento que utiliza la burguesía para dinamizar el Capitalismo y dominar al pueblo.

Dos teorías sobre el Estado

1.- El Estado se construye desde un grupo pequeño denominado élite que tiene un proyecto basado en sus intereses. Por lo tanto su formación es excluyente y de clase: la Burguesía, que luego de consolidarse a sí misma traspasa su programa a los demás grupos sociales.


2.- El Estado s
e crea desde las cúpulas y los sectores subalternos mediante alianzas que permiten alcanzar cotas de poder, concedidas por la élite para ampliar la base social del Estado (un partidario de esta postura es Poulantzas).

Ambas posiciones consideran la paulatina inclusión de la sociedad en el proyecto del Estado, sin necesariamente otorgar una participación real en él.


Fuente: Jorge Pinto (2008) Contenido de Clases. Estado y Nación en Chile. Universidad de la Frontera, Temuco.

El Estado para su conformación, requiere esencialmente de cuatro elementos que son: el territorio, la población, sus cuerpos legales y el aparato burocrático – militar, el cual vela por el cumplimiento de los cuerpos legales. Otro aspecto importante, es la condición, la cual exige sujetos leales, obedientes e incluidos en el proyecto de Estado de los grupos que dominan la política. Para lograr esta “condición”, surge de la mano con el Estado, el concepto de nación, a través del cual, los personas son capaces de admitir y aceptar la identidad social. De esta forma, el Estado para legitimarse como tal, requiere crear una nación política para ejercer dominio sobre la población, haciendo que esta última acepte sin mayores reparos que los grupos dirigentes ejercen sobre ella.

Fuente: Pinto, Jorge. La formación del Estado y la Nación y el pueblo mapuche. De la inclusión a la exclusión. Ediciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos. Santiago, Chile. 2003. Pág. 90 - 91
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lunes, 3 de noviembre de 2008

El Nacimiento del Estado

La germinación del Estado chileno como un organismo vivo necesitó la integración de varios elementos, ninguno exento de dificultades para la élite gestora:

1.- El territorio
2.- La Población
3.- Cuerpos Jurídicos
4.- Aparato Burocrático- Militar

Las interrogantes con las cuales debió lidiar la oligarquía chilena para levantar al Estado fueron múltiples, algunas fueron resueltas satisfactoriamente y otras aún no son respondidas. ¿Hasta dónde llegaba el territorio chileno? ¿Quiénes serían los chilenos? ¿Cuál sería el destino de los Mapuche? ¿Qué sistema político cohesionaría a los chilenos?
A pesar de la compleja situación que tuvo que pasar la élite dirigente, distinguir si Chiloé o el despoblado de Atacama eran los límites del territorio; si acaso existirían representantes mapuches en el gobierno, o bien, que ensayo político sería el definitivo para estructurar el Estado; supieron consolidar un proyecto común que defendiera sus propios intereses y levantara económicamente a este nuevo ser humano político llamado Estado.
De esta manera, sobre la unión de los agricultores, los comerciantes y los empresarios mineros (élite) se construye el Estado chileno cuya base corresponde a esta “mesa de tres patas” que pretendía articular la economía nacional a las economías desarrolladas de Europa mediante mecanismos de control social, pues a los dirigentes les importaba mayormente una economía liberal exportadora de materias primas que se adecuaba más a la realidad chilena, pues ya exportaba minerales y productos agrícolas.

Sintetizando: Tras un diagnóstico realizado por los dirigentes chilenos a finales del siglo XVIII y con un proyecto país en común que se traspasa al agregado social o grupos subalternos -personas no pertenecientes a la élite, que no tiene ni un proyecto ni acceso al poder- se da inicio a la primera etapa del Estado y de inmediato a la Nación que hizo posible la coherencia de la población mediante mecanismos represivos y de control social. Sin duda, la percepción de una sociedad de pocas luces y de poca intelectualidad arrastró en primera instancia a la formación de un Estado conservador, fuerte y autoritario.
El progreso de Chile fue producto de su estabilidad política representada por el Estado y la confianza en el modelo económico de crecimiento hacia fuera.
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Alcance sobre la Nación

Lo primero es afirmar que si la élite no hubiese construido la Nación, se le hubiese derrumbado el Estado. Entonces, para estos fines se necesitaron dos roles: 1.- Los gestores: constructores de la nación política 2.- El agregado social: constituido por quienes sienten la identidad nacional, por la presencia de factores simbólicos, míticos, etc. De este modo se forma la nación cultural chilena que pertenece a la comunidad, cuyas implicancias se relacionan con el sentido de pertenencia mediante el territorio, el pasado común y las prácticas sociales. Con el proyecto de la élite del siglo XIX se consiguieron individuos leales, obedientes e incluidos. El ideal de los grupos dirigentes fue posible entre otros factores, porque estos no se alejaron del pueblo, pudiendo traspasar sus aspiraciones; ejercieron un control presencial ya sea en la hacienda o la mina, y además convencieron de la predestinación a gobernar. Otro de los factores vitales fue la educación que le cooperó al Estado a forjar una identidad nacional y un sentido de nacionalidad. Los procesos de construcción del Estado y la Nación en nuestro país, se iniciaron tan pronto concluyó la independencia. Los grupos dirigentes comprendieron que la creación del Estado era fundamental para darle forma y sacar adelante sus proyectos tanto políticos como económicos. Asimismo, sobre la base de esos proyectos se iniciaría también el proceso de construcción de la nación. Con prontitud se percibió que el Estado era fundamental para resolver, al menos, dos cuestiones básicas. En primer lugar, articular nuestra economía a los circuitos más activos del capitalismo decimonónico y, en segundo lugar, establecer algunos principios de intervención y control sobre la población para facilitar esa articulación. Según el diagnóstico del país en la época, Chile contaba con muchos recursos, por tanto, se habló de su naturaleza fecunda. No obstante, no se estimó lo mismo de su población. Entonces, entre las soluciones que surgieron, se encontraron las de concentrar el poder a través de un gobierno unitario y centralizado; poder desarrollarnos con proyectos propios e individualistas, en el sentido de desestimar cualquier proyecto común en la región sudamericana; aprovechar nuestras riquezas por medio del modelo de crecimiento hacia fuera (exportaciones); utilizar la educación como la herramienta más poderosa para transformar a la sociedad, trayendo profesionales desde los mejores países de Europa (Francia, Gran Bretaña, Alemania); finalmente, había que fijar con énfasis la mirada hacia Europa, pues era el mejor modelo a seguir, a juicio de los europeizados grupos dirigentes.
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El violento proceso de construcción del Estado-Nación en Chile

Luego de la Revolución de Independencia, se inició el proyecto republicano chileno dirigido principalmente por la elite compuesta por empresarios mineros, agricultores y comerciantes, quienes consideraron importante crear el Estado para darle forma al proyecto país y para resolver dos cuestiones principales. A saber: 1) articular la economía nacional a las economías más desarrolladas de Europa; y 2) establecer mecanismos de control para la población, acorde a ese proyecto.

Sin embargo, el trabajo fue arduo ya que se tuvo que fijar un territorio, población, cuerpo legal, formar el aparato burocrático-militar y, sobre todo adaptar los comportamientos y valores de la población a los principios de su proyecto. Lo anterior supuso no sólo formar el Estado, propiamente tal, sino la Nación (política) y, para ello se requirió un fuerte trabajo desde la perspectiva simbólica, ritual e identitaria, lo que permitió compatibilizar los elementos objetivos (vividos) con los subjetivos (imaginados) de modo de crear una conciencia nacional sólida.

En este sentido, la construcción que hizo la elite del Estado y la Nación política chilena fue, de alguna manera, un rasgo de violencia porque desde esa misma estructura política y económica en formación, no sólo excluyó a los “otros” del exterior [los países vecinos] sino también dentro del mismo territorio, despreciando a los sectores subalternos.

Dicho en otras palabras, lo que caracterizó al siglo XIX y al proyecto de construcción del Estado-nación chileno, además del intento centralizador, fue el número reducido de “ciudadanos” sobre quienes cayó la responsabilidad de darle forma al Estado y definir las políticas que permitieran garantizar el bien común.

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Personajes relevantes de la Consolidación del Estado.


Diego Portales Palazuelos (1793 – 1837) La figura de Diego Portales, es una de las pocas que ha generado diversas interpretaciones sobre su personalidad y sobre el rol político que jugó en la constitución de la naciente república. El período de la historia de Chile llamado “portaliano”, se sitúa a partir de 1830, después de una década de ensayos constitucionales y políticos. Fue una época caracterizada por los gobiernos autoritarios que postulaban un ideario político de orden y obediencia de la sociedad civil frente a la autoridad. La actividad política estuvo centrada en las alianzas estratégicas tendientes a obtener el favor y apoyo de la aristocracia y los sectores poderoso de la iglesia católica. El carácter fuerte y el ideario autoritario que se le atribuyen a Portales, se puede ver reflejado a través del extracto de su siguiente carta: …“La Democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera República. La Monarquía no es tampoco el ideal americano: salimos de una terrible para volver a otra y {qué ganamos? La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes”...

Fuente: Lima, Marzo de 1822,
Carta a J. M. Cea.
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jueves, 23 de octubre de 2008

La élite chilena y su consolidación como comunidad hegemónica durante el siglo XIX

La separación de los territorios americanos de España, proceso denominado Independencia en el siglo XIX, llevó a que la élite, de cada país, optará y guiará un proyecto republicano, que transformara la antigua mentalidad monárquica española con el objetivo de legitimar la naciente república. Para hacer este proyecto había que no sólo formar el Estado sino también la Nación. De ahí que la centuria desarrollara un vasto laboratorio de experimentación filosófica, teórica e iconográfico a este respecto, que dio origen a un fuerte trabajo desde la perspectiva simbólica, ritual e identitaria, tales como una Historia Nacional, que estableciera la continuidad con los ancestros originarios, monumentos culturales, un folklore, un paisaje típico, una mentalidad particular, lo que permitió compatibilizar los elementos objetivos (vividos) con los subjetivos (imaginados) de modo de crear una conciencia nacional sólida.

No obstante, este lento proceso de desarrollar esta nueva comunidad imaginada dio pie a que se negarán otras comunidades dentro del mismo territorio. Es decir, la colectividad protagonista de este proyecto – la elite – define una identidad nacional, que excluye, de esta manera, al bajo pueblo, constituyéndose en una comunidad hegemónica.

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sábado, 6 de septiembre de 2008

Ideas diversas acerca del Estado.

La Concepción del Estado para Gabriel Salazar

Gabriel Salazar en su libro “Construcción de Estado en Chile (1800 – 1837)” plantea cómo podría ser una propuesta política alternativa a la democracia neoliberal que hoy existe en Chile. “No habiendo en Chile antecedentes ni memoria de un modelo político distinto al que ha regido este país (con pocas variantes) desde 1830 (Cuando lo impuso Diego Portales), no sería posible promoverla sin grandes dificultades. Pensamos que la ciudadanía necesitará operar sobre las tradiciones y antecedentes que están en su memoria colectiva si ha de asumir la responsabilidad de reestructurar el Estado”. Con respecto a lo anterior, Salazar dice que en esa memoria no existen antecedentes ni tradiciones respecto a la participación de la ciudadanía en los procesos de reconstituyentes del estado. Es por esta razón que este autor se propone escribir en contra de una memoria desmemoriada y para ello explorará el periodo de 1823 – 1828 ya que (para él) es aquí donde existen procesos democráticos significativos y también es en él donde se luchó por un régimen distinto al de Portales “…tanto fue así, que éste se movió prestamente para derribarlo y destruirlo”. Salazar menciona que no solo Ramón Freire tiene hechos y procesos históricos de gran interés sino que, antes que él y entorno a él existía una tradición que Salazar denomina “democracia de los pueblos” cuyos valores cívicos de Estado fueron destruidos por Portales en 1830. También “…fue allí y entonces cuando fue sepultada y olvidada la tradición política que la ciudadanía habría resultado recordar (o exhumar) no una, sino varias veces (como hoy), para construir un Estado acorde a su soberanía y reales necesidades”.

En Septiembre de 1990, el Instituto de Ciencia política de la Universidad Católica organizó un seminario en el que se debatió sobre el diseño interno del régimen político una vez concluida la transición hacia la democracia. La discusión giro en torno sobre si el diseño debía ser presidencialista o parlamentarista pero no se discutió si el régimen político (Constitución política del Estado) “…debía o debió ser generado mediante la deliberación o ejercicio informado de la voluntad ciudadana, o por la voluntad dictatorial de un grupo armado particular de la nación”. Para Salazar la primera alternativa de “la voluntad ciudadana” no fue considerada ya que no existía registro de haber operado en Chile.

Para este autor, tanto ayer como hoy, en Chile se le ha dado una gran importancia al “orden en sí” La importancia que se le ha dado a la noción de “orden en sí” explica también por qué los héroes políticos chilenos esta compuesto casi por completo por individuos que contribuyeron a imponer (en distintas coyunturas históricas) dicho orden. Para Salazar, los hombres que modelan por sí mismos o hacen modelar el estado, pueden por medio de su genio personal (carisma) o poder institucional (fuerza armada) imponer un orden durable pero esto no garantiza procesos históricos de eficiencia y eficacia.

Salazar se hace la pregunta ¿De que modo un orden político es o puede ser eficiente con relación al “tercer actor” (la ciudadanía)? Existen dos modos. 1) Según haya sido la participación de los ciudadanos en el proceso de construcción e instalación del orden de que se trate y 2) según el grado de desarrollo social, cultural y económico que ese orden efectivamente genere para todos los sectores de la sociedad civil. Con respecto al primero, si existe participación efectiva de la ciudadanía el orden resultante será eficiente en torno a su legitimidad. Con respecto al segundo modo, si durante el funcionamiento del orden establecido se produce el desarrollo de la sociedad global, esto quiere decir que el orden será eficiente ya que contribuye a la equidad humanizadora. En las coyunturas constituyentes o reconstituyentes del Estado, nunca, ni en 1830… ni en 1925… ni en 1980 hubo efectiva participación ciudadana, ni deliberación informada del real potencial desarrollista del “orden” que así se imponía a todos los chilenos”.

Fuente: Salazar, Gabriel. Construcción de Estado en Chile (1800-1837). Editorial Sudamericana (2005)
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El Estado Chileno según Mario Góngora


La Tesis central de Mario Góngora en su libro “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile” es la afirmación de que “el Estado es la matriz de la nacionalidad: la nación no existiría sin el Estado, que la ha configurado en los siglos XIX y XX”.
El primer fenómeno que Góngora destaca es la importancia de la guerra para el desarrollo nacional. Este autor señala que Chile fue una tierra de Guerra. Fue importante la guerra en el periodo colonial y lo siguió siendo en el siglo XIX; basta con recordar las guerras de independencia, la guerra contra la confederación Perú-Boliviana, la guerra naval contra España, la guerra del Pacífico, la guerra civil de 1891 “… y, durante todo este tiempo, la inacabable “pequeña guerra” contra los araucanos… Chile fue un país guerrero. El símbolo patriótico por excelencia fue Arturo Prat. El hecho bélico, el recuerdo del combate heroico y la imagen de Chile como país guerrero han dejado profundas huellas en la conciencia nacional y han definido los contenidos del sentimiento patriótico que ha animado al Estado y a la nacionalidad chilena”.
Mario Góngora considera que el Estado que surge de las guerras de Independencia y de los “desórdenes” que le siguieron se comenzó a definir con Portales “…quien aceptó como ideal político la democracia, pero quien estuvo convencido de que Chile no poseía aún la virtud republicana que él consideraba indispensable para el buen funcionamiento del sistema democrático y quién por eso, con criterio realista, organizó un gobierno fuerte y centralizador, renovando así, bajo formas republicanas, la vieja monarquía española”. Este gobierno fuerte se sustentaba en la legitimidad que le confería la constitución le permitía conjurar los peligros tanto de un democratismo utópico como de un caudillismo arbitrario. El Estado portaliano perduró, con algunas modificaciones hasta el año 1891, fecha que (para Góngora) marca un hito importante en el desarrollo nacional. En 1891 termina el régimen portaliano y también termina el largo periodo del Chile guerrero. A finales del siglo XIX se presenta como “otro” Chile que se presentaba con nuevos núcleos sociales, con nuevas riquezas, con nuevos problemas y con una nueva mentalidad. La República parlamentaria lcalifica a la aristocracia gobernante de “política fantasmal”, comouna política incapaz de afrontar las nuevas realidades económicas y sociales.
En relación a la tesis central del Ensayo, “la tesis de que el Estado ha dado forma a la nacionalidad chilena” es donde se concentran las mayores polémicas. Hay quienes rechazan la tesis pero hay otros que van más allá, formulando críticas al concepto que Mario Góngora tiene del Estado, afirmando que no se encuentra en el ensayo una definición clara del concepto, de modo que todas las consideraciones en torno a la noción del estado quedarían un tanto vagas e imprecisas.

Fuente: Góngora, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Editorial Universitaria (2003).
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miércoles, 3 de septiembre de 2008

La simbología en el Estado- Nación


Desde los inicios de la República, la creación de diferentes símbolos que representaran en forma oficial al Estado de Chile se hizo inminente. Los emblemas nacionales no sólo tendrían la misión de que la institucionalidad de un país fuera mundialmente reconocida, sino que también se constituyeran en los elementos de identificación del pueblo chileno.

Los actuales símbolos patrios como lo son el escudo nacional, la bandera chilena y el himno nacional lograron ser oficialmente aprobados luego de que sufrieran variados cambios tanto en su forma como en sus conceptos.

El nacimiento del escudo nacional, se remonta al año 1832 bajo el gobierno del presidente José Joaquín Prieto, enviándose el proyecto al Congreso. Dos años más tarde, el 24 de junio de 1834, fue aprobado. El diseño, se basó en la propuesta de Carlos C.Wood, que presenta los mismos colores de la bandera. Sobre el fondo figurativo va un penacho o plumaje tricolor: azul, blanco y rojo, y por soportes lleva un huemul a la derecha y un cóndor a la izquierda, cada uno con una corona naval dorada. En 1920 se incorporó al escudo nacional el lema "Por la razón o la fuerza". Y el 18 de octubre de 1967, por Decreto Supremo se lo define como emblema patrio.

El origen de nuestra actual bandera marcó el hito de la Independencia de Chile, puesto que fue izada por primera vez en forma pública el 12 de febrero de 1818, durante la solemne proclamación de la Independencia, en la que también se dio inicio al rito del juramento de la bandera. Nuestro pabellón patrio fue concebido por el ministro José Ignacio Zenteno durante el gobierno de don Bernardo O Higgins y fue diseñado por el militar español Antonio Arcos. Los colores rojo, azul y blanco representan respectivamente la sangre vertida durante la guerra de la Independencia, el azul de nuestro cielo y las puntas nevadas de la Cordillera de Los Andes. La estrella de cinco puntas simboliza a los poderes del Estado que velan por la integridad de la Patria.

El himno patrio que entonamos hoy en día data de 1847 y su compositor fue el poeta Eusebio Lillo, a quien el Gobierno de Chile le encomendó la creación del texto que debía reemplazar al que había sido el primer contenido de la Canción Nacional. El problema con el original es que se consideraba demasiado "antiespañol", por lo que se decidió mantener la composición musical y adaptar los nuevos versos. A pesar del cambio, el nuevo texto mantuvo la estrofa del coro original: "Dulce Patria recibo los votos....". La misión de la composición musical recayó en el compositor español Ramón Carnicer (en una reformulación), quedando en definitiva la música, según el trabajo realizado por él.


Fuente:www.chile.com/tpl/articulo/detalle/ver.tpl?cod_area=1&cod_articulo=2594

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jueves, 3 de julio de 2008

Actividades de desarrollo y crítica..... ¡A trabajar!

1.- En el blog se han dado ha conocer dos visiones muy distintas de la construcción del Estado en nuestro país. En base a lo que has estudiado y a tu percepción, ¿con la visión de que historiador te identificas (Gabriel Salazar y Mario Góngora) sobre la construcción del Estado? ¿Cuál es la base de tu argumentación?

2.- El origen del Estado en Chile estuvo caracterizado por la presencia de actores que deseaban aplicar proyectos políticos muy particulares, los cuales sin duda, darían como resultado un rumbo distinto no sólo al nacimiento sino que, también, al crecimiento del Estado chileno. Reúnete con un compañero (a) e investiguen sobre el proyecto político de Ramón Freire y de Diego Portales. Realicen un informe sintético en el que establezcan las diferencias de estos proyectos políticos. Y por último, respondan la siguiente pregunta ¿Cómo te imaginas el Chile del siglo XIX si hubiese predominado el proyecto político de Ramón Freire?

3.- Posteriormente a las guerras de Independencia, el Estado chileno fue creado para organizar todos los ámbitos de la vida (social, económico, político, etc). .Te proponemos que en base a la información actual que se da a conocer en diferentes medios de comunicación y también tomando en cuenta tu propia experiencia respondas la siguiente pregunta ¿En el presente, consideras que el Estado chileno conserva el rol protagónico por el cual fue creado a principios del siglo XIX?



Nota: El desarrollo de estas actividades debes entregarlas la próxima semana en un informe escrito.


¡Buena suerte!

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martes, 24 de junio de 2008

¿Sabías que....?


  • La isla de Chiloé es donde flameó la bandera española por última vez en América del Sur. Flameó en el Fuerte de Ancud hasta 1826, después de ocho años de haberse declarado la Independencia chilena.
  • Algunos autores caracterizan la construcción del Estado y la nación en Chile como un hecho de violencia que excluyó tanto a sujetos externos (de otros países), como externos (grupos subalternos).
  • La letra del himno nacional fue transformada porque se consideró que atacaba muy duramente a la nación española.
  • Si bien las elites dirigentes, adoptaron ideas liberales como la construcción de un Estado republicano y nuevas formas democráticas de gobierno, éstas, a su vez, tuvieron muchas restricciones a la amplia participación del pueblo. Por tanto, el proyecto modernizador de la elite implicó la persistencia de las antiguas relaciones señoriales de la colonia, a costa de los más humillados de la sociedad.

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